REVISIÓN- Los Pequeños Seres de Salvador Garmendia


A finales de los años 50s, antes de la huida del General Marcos Pérez Jiménez, Venezuela se encontraba en un agobiante contexto de presiones, paros, huelgas, protestas de sectores, y modificaciones en el gabinete político, dado la desestabilización que en parte fue destinada a exacerbarse en los años 1953-1958, pues el desarrollo de la masa venezolana necesitaba de una revisión para un posterior hado incierto, ilusorio. La literatura no fue un sector que se quedó atrás, ya que con el grupo Sardio (1955-1961) se desenvainó otra de las espadas dispuestas en las protestas contra Pérez Jiménez. Integrado por artistas de diferente índole ideológica pero con el mismo fin, terminaron discrepando luego de la dictadura para rehacer otros grupos literarios, entre ellos El Techo de la Ballena (de tendencia izquierdista).

    Cabe destacar que el escritor renovador de la prosa nacional, Salvador Garmendia (1928-2001), fue participe en ambos grupos artísticos. Pero antes, una vuelta al pasado: una enfermedad (tuberculosis) le obligó desde muy joven a descansar en cama y a consumir libros, de maniobrar con el contexto y su individualidad, con sus pensamientos florecientes de convicciones (más adelante) comunistas a sus veinte años. Ya publicado en 1946 con la novela corta titulada El Parque, es con Los pequeños Seres (1959) que gana prestigio de madures (ya vinculado a Sardio), pues en 1960 gana el Premio Municipal de Prosa del Distrito Federal. A pocos años del conocido Boom Latinoamericano, nacido como una moda comercial de editoriales españolas, de estética experimental (puede que imitadora de la pluma estadounidense menos comprensible y compleja), pero necesaria al fin y al cabo para dar a conocer un grupo de escritores que trascenderían en las letras de nuestra habla y continente, Garmendia ya jugaba con un estilo implícito, pero lleno de descripciones reveladoras de una narrativa hiperrealista. Con su primera novela confesó su preocupación por los detalles, las huellas del pasado que sobresalen en el presente. Exploró primeramente la individualidad que se funde con los objetos reales e ilusorios de la memoria.
Los Pequeños Seres
    Mateo Martán es el personaje principal de la novela. En un viaje introspectivo que comienza con la muerte de un Jefe, y los recuerdos desabridos pero sutiles de su amada cercana y desconocida. Él, que es un empleado con 15 años laborando desea el ascenso al puesto que abandonó el difunto. Sin embargo las cosas no andarán tan frívolamente como se piensa. En la espera de Martán transcurrió un incontable tiempo, y en esos incalculables segundos de vida pasaron los años que, transmutados por una suerte de viaje de odisea se convirtieron en pensamientos meditabundos de un hombre que se cree perdido. Recurrente a la soledad, la pluma de Garmendia nos muestra un ser que busca respuestas equívocas, inconscientes en un presente que no acaba con el día.
    Palabras que resaltan el tiempo y su grotesca composición en el transcurso, encendido por la necesidad de la narrativa pero que se pierde por la ilusión nostálgica de la memoria, deseo incesante de Martán. Mientras que su alrededor se dispersa en ambiguos y pecaminosos acontecimientos, él está al tanto que “no todo puede ser contado”. Atrapado en un mundo donde los objetos son animados y se disipa la sorpresa de las cosas, como en La Odisea de Homero, él también desea volver a casa…, lugar presumible de equilibrio y estabilidad.
    Garmendia relata sucintamente la agonizante sociedad: de la vida pasajera y agobiante sostenida por paredes ruinosas. Crítico de su tiempo, dice con la voz de su personaje que “la compañía no hace justicia al empleado”. Los sacrificios de Martán por “sostener” a su familia se diluyen, como si él fuese un extraño o un simple enfermo con trastornarnos mentales. Deseando ser otra persona para descubrir los secretos, su monólogo desnuda las realidades olvidadas tal sueño escondido en los rincones de la mente.
    En Los Pequeños Seres, como dijo el viejo López: “los pequeños detalles son muy importantes”.
VERSIÓN LEÍDA
Los Pequeños Seres de Salvador Garmendia, 1959
Biblioteca Salvador Garmendia
Los libros de El Nacional (2007)


Comentarios

Entradas populares